Hace un par de horas salimos de una reunión de trabajo con nuestro muy buen amigo Alberto Ramírez, Director General de Wansoft. Entre muchas otras cosas hablamos sobre cultura empresarial, procesos y modelos de innovación, desarrollos de nuevos productos y el ecosistema de valor que se puede crear al colaborar con clientes y aliados. Alberto nos contaba cómo habían logrado innovar en su empresa durante años incorporando nuevos procesos, productos y servicios diferenciados de la competencia; sin embargo, una de sus preocupaciones al día de hoy es crear un nuevo ciclo de innovación disruptivo para la empresa, a la par que siguen creciendo y desarrollando su base de clientes, operando y mejorando su propuesta de valor y su portafolio actual de servicios.
El planteamiento de Alberto se puede explicar en parte con lo que Clayton Christensen llamó ‘el dilema del innovador’; ¿en qué nos debemos enfocar como negocios?, ¿generar innovación a partir de nuestra estrategia actual haciendo innovación incremental o buscamos hacer una disrupción en nuestra empresa replanteando nuestros productos y servicios?, ¿cómo puedes innovar compitiendo contra tu propio modelo de negocios, mientras operas y mejoras tu modelo actual?, eso es algo que no es tan sencillo de asimilar pero una vez que te convences de ello, probablemente sea una de las mejores decisiones que tomes en tu negocio.
Nunca antes en la historia habíamos estado tan expuestos como empresas al surgimiento de nuevos competidores que utilizan la tecnología de manera que en muchos casos no preveíamos; tecnologías que están generando nuevas soluciones que podrían poner en riesgo la manera en la que las empresas más tradicionales hacen negocio. Esto hace que hoy más que nunca, las empresas tengan la necesidad de contar con esta dualidad de ser ‘ambidiestros’ desde el punto de vista de la estrategia de la empresa. Las empresas ambidiestras operan y mejoran su negocios actual, mientras desarrollan nuevos procesos, nuevos servicios y nuevos modelos de negocio a partir de las oportunidades de las nuevas tecnologías que avanzan a velocidades increíbles.
Suena fácil, pero ¿cómo se desarrolla esta dualidad?
El punto más relevante es ver la innovación empresarial no como un proyecto o un esfuerzo puntual que tiene fecha de inicio y fin, sino como un ecosistema que permita generar iniciativas que realmente busquen la creación de nuevo valor. Este ecosistema eventualmente se convierte en un activo de la organización que reta de manera constante el estatus quo de la empresa.
A este ecosistema le llamamos modelo de innovación, y contiene un conjunto de procesos, herramientas y habilitadores que explícitamente despliegan las organizaciones para gestar e implementar procesos, servicios y modelos de negocio innovadores para crear nuevas ventajas competitivas, atraer y retener a nuevos clientes y entrar a nuevos mercados.
En la medida que las incitativas de innovación sumen unas con otras, el modelo de innovación será más robusto para la empresa y permitirá generar más y mejores apuestas de innovación. Algunos de los principales elementos que deben de considerarse dentro de un modelo de innovación son:
- Incentivar una cultura de cambio y adaptación en toda la organización
- Implementar procesos y herramientas para que cualquier colaborador pueda generar nuevas ideas
- Generar ecosistemas de colaboración más allá de la organización (Socios, Clientes, Startups, etc)
- Generar escenarios de oportunidades a partir de tendencias de industria, mercados y tecnológicas
- Asimilar nuevas tecnologías que permitan diferenciarse de la competencia
En un análisis reciente realizado por Mindit con cerca de 100 ejecutivos de informática de diferentes empresas de México, menciona la cultura y el mindset de innovación en la organización, seguido de establecer un proceso que permita recibir ideas de cualquier colaborador; como los principales elementos de innovación que permiten a las organizaciones estar preparadas para el cambio.
La transformación sostenible de un negocio no se pueden conceptualizar si no se incorpora de manera integral el talento humano, la tecnología y los modelos de innovación que permitan que las iniciativas sean desarrolladas y llevadas al mercado. Sin importar el tamaño o el giro de el negocio, es clave establecer un modelo de innovación que se adapte al nivel de madurez de la empresa, y que busque generar valor de manera sistemática midiendo de manera clara los resultados mientras se incorporan a la mayor cantidad de colaboradores en el proceso a través de una cultura bien definida de innovación.